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Tercera Edad

Envejecer...

Envejecer... Es tiempo de estudiar, de colaborar con la sociedad o de desarrollar la creatividad

Envejecer no es sinónimo de enfermedad, demencia senil o ausencia de deseo sexual. Tampoco lo es de carencia de capacidad productiva o creativa ni de un estado de eterno cansancio que obliga a llevar una vida sedentaria. José Saramago, premio Nobel de Literatura en 1998, comenzó a escribir en su retiro, pero no es el único ejemplo de artistas que han logrado su máximo esplendor creativo a edades avanzadas. Y es que el envejecimiento bien llevado consiste, sencillamente, en vivir más y disfrutar del tiempo libre haciendo lo que no se pudo, no se quiso o no se supo hacer antes de alcanzar la madurez. Sin embargo, la sociedad todavía no ofrece suficientes propuestas para llenar los momentos de ocio de ese periodo de la vida y da la espalda a la realidad, a pesar de que dentro de 30 años la mitad de la población de este país estará jubilada o en vísperas de hacerlo. A esto se le añade el aumento de la esperanza de vida, situada en los 76,9 años, con lo que tras el retiro laboral quedan todavía muchos años en los que disfrutar con actividades distintas a cuidar de los nietos o pasear. Y aunque menos de las necesarias, cada vez son más las alternativas, al margen de las vacaciones en temporada baja, destinadas a esta franja de edad. Estudios universitarios, portales interactivos en Internet o programas de voluntariado son algunas de las propuestas.

Saber envejecer es un arte. Muy pocos lo saben hacer. La filosofía de la vida y todo lo que lleva consigo se hace más difícil de afrontar para las personas a la hora de envejecer.

Son muchos los problemas a los que hay que enfrentarse: el sentimiento de soledad, cuestiones de salud, la muerte de los seres queridos, el valor de la amistad...

No es fácil encontrar una persona que sepa abordar estos problemas con sinceridad y profundidad y hablando en primera persona.

 

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